30 de agosto de 2010

Como me gusta viajar... te invita a pensar, en nada o en algo, pero es tan relajante dejarse llevar por las ruedas del colectivo mirando por la ventanilla y pensando qué estará haciendo aquella gente que vemos pasar. Siempre me imagino para donde estarán yendo, si estarán o no felices, y si puedo, me invento una historia para algunos.

Hoy fue un día muy bueno. No porque haya hecho algo fuera de lo usual, ni porque haya encontrado el amor en la fila del colectivo, sino porque hoy se suma otro día sin estar triste, sin pensar en mañana y sin bajonearme. No sé, la verdad que escribo siempre pensando en si alguien lo leerá y se sentirá identificado con mi situación. Para mí, mi mundo se traduce en sentirme bien o mal, en este momento. Sólo en eso. En encontrar en las pequeñas cosas, esos detalles que pueden alegrarte el día y tenerlos en cuenta. Como charlar con algún compañero de la materia que curso, o reírme muchísimo con las chicas de Cocina. Tengo que y me propongo empezar a valorar esas cosas, porque no puedo seguir viendo todo gris, oscuro y sin salida. No me puedo seguir ahogando en un vaso de agua porque no tengo trabajo, porque no tuve un buen día o porque estoy sola. No puedo ni quiero seguir teniendo estados de ánimo cambiantes (si la causa no es el revoloteo de hormonas...) que hagan que me sienta perdida. Proponerme objetivos cortos y lograrlos. Un día hago esto, al día siguiente, si aparece algo lo haré. Pero nada de proyectar algo para el verano. Hasta ahora siempre lo hice y como dije ayer, terminé haciendo nada.
Seguramente es repetitivo leer las mismas palabras escritas en diferente orden en cada entrada. Pero es así como me siento hoy, y el blog se está convirtiendo en un diario personal. Donde están mis gustos y mis penas. Todo quedará plantado acá, a propósito para leerlo después.
Como siempre se me ocurren miles de cosas para escribir cuando no tengo la computadora a mano, o lo que es peor, cuando estoy conciliando el sueño, en ese momento mi cabeza crea muy bonitas palabras para dar a conocer, pero que siempre siempre se me olvidan. Voy a empezar a llevarme un anotador a la cama...

Sí, escribir es total y absolutamente catártico, sobretodo si lo hacés escuchando buena música y en un momento que sea solo tuyo. No sé (me repito mucho esto ¿no? Nunca sé nada...) me siento bien ahora, a las nueve y cuarto de la noche de un lunes y me sentí bien todo el día de hoy. Y no necesité que nadie me dijera que hoy me veía linda, ni un "vos podés". Me sentí bien solo por mi. Soltera y sin objetivos muy claros, sin trabajo y como siempre pesimista, hoy me sentí bien. Veremos mañana que tal nos sale el día.



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