No vale la pena para nada ponerse mal por cosas tontas ¿No es así? Mejor concentrarse en lo cotidiano que hace que el día se vuelva menos gris, húmedo y solitario. Porque sé que después de una mañana que gasté quedándome en mi casa terminando ejercicios para el profesorado, vuelve mi vieja y mis hermanos de afuera, y con ellos vuelve la vida y la compañía, las risas, el como te fue y el hacer el almuerzo para todos.
Si me concentro en una sola cosa, creo que puedo llegar a estar bien. El que esté a punto de caerse el cielo acá en el barrio no cambiará absolutamente nada, a partir de ahora. Antes si, podía afectarme todo el humor del día o de los que seguían. Era otra excusa para ponerme mal. El clima, si. Es bastante patético, pero cuando uno se encuentra como me encontraba hace un tiempito todo contribuye a sentirse peor.
Estoy ahora en un objetivo corto y concreto: tratar de sentirme mejor. Y estos últimos días lo estuve logrando.
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