3 de septiembre de 2010

No hay nada que hacer, si a alguien no le interesás o una persona no te interesa, las cosas no van a cambiar. Si no te importa saber cómo se siente, cómo fue su día, si ya cenó, si vio tal o cual peli y le gustó o no, si está triste o feliz, si tiene ganas de salir, de quedarse en casa como yo. De dormir, de comer, de tomarse una cerveza, de comer manices, de romper un plato, o bailar con una mano levantada. De leer una revista, de ir al super a comprar la yerba para el mate. De que le cocinen algo rico y disfrutar cada bocado. De mojarse un poco con la lluvia o de acostarse a mirar la tele en el sillón. De ver a los amigos, a la familia. 

Nada, absolutamente nada de eso te va a importar, porque la cabeza seguro va a estar ocupada en otra cosa y en esa persona es en quien menos vas a pensar. 
Sobre todo si esa persona tampoco piensa en vos.

Este blog tiró para el lado del monólogo interior charlando frente a los azulejos de la cocina. Escuchando mi voz, siempre diciendo las mismas cosas, quejándose de lo mismo. 



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