20 de enero de 2011

Hoy casi me sorprende en un sueño uno de tus besos inesperados. Y me dijo que me esperaba impaciente del otro lado de la puerta, lo único que tenía que hacer yo era abrirla para que entrara sin reparos y me alegrara el corazón, cambiara el rumbo de mis esperados y rutinarios días. Para que hiciera que el café supiera como a recién molido, las sábanas se suavizaran, y la dulzura de la miel se acentuara en cada gota. Y entonces, en el sueño me levantaba de donde estaba, y comenzaba a caminar con pasos que no tenían mucha decisión. Algo me decía que si abría la puerta todo sería mejor. Y seguía. Pero a medida que me iba acercando a la puerta aquellos pasos eran mas débiles. Y finalmente paré. Y no pude conocer ni sentir aquel beso inesperado.

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