La palabra cambio ya de por sí me da miedo.
Salir con alguien y empezar a vivir mil doscientas cosas nuevas que antes eran sólo las que le pasaban a los personajes de las películas y de las novelas que leías. Solo Ana Karenina se enamoraba, solo Orlando Bloom y Kirsten Dunst intentaban ponerse en pareja, no lo hacían, pero al final si, sólo él se hacía un viaje en coche por las rutas del país y tenía un final feliz en el que los dos terminaran juntos.
Siempre pensando que las cosas buenas pasaban a los que pensaban en positivo, y si es cierto, pero también puedo pensar yo en positivo. No lo hago el 100% del día, pero al menos me doy menos manija con que todo me va a salir mal. Así que este año empezó con nuevas sorpresas y se está pasando más rápido de lo que puedo disfrutarlo. Las horas no existen, de repente son las cinco de la tarde y me encuentro con que el sol está bajando y me estoy tomando un té con leche mientras hago la tarea de latín para el martes que viene. Así pasan todos los días, uno más rápido que el otro. Y eso me da miedo también, ¿mirá si me olvido de los recuerdos? Si me olvido de lo que viví, de lo que comí, de lo que disfruté aquel beso, aquella salida, ese abrazo. Si un día me levanto y me doy cuenta de que perdí todo lo que creía tener el día anterior... Si lo que armaste, creaste, o no sé era un castillo de cartas que con el menor vientito paf, a la mierda. Nada de hablar de futuro, este presenta hay días que me espanto pensando en lo pronto que va a desaparecer, en lo frágil que puede ser. En que el amor que encontré se caiga porque yo no moví mis pies para agarrarlo. Mirá si doy un paso adelante y el piso está quebradizo. Todo se cae, pesadillas a la noche, eso sueños en donde no paro de llorar y me despierto sabiendo que fue un sueño pero la angustia queda igual. Bueno, fue solo un sueño, sigamos adelante. Pero los sueños surgen de lo más hondo de tu alma... ¿Eso es lo que hay ahí? ¿Tristeza? ¿De dónde saco entonces la felicidad?
Releo seguido las entradas y es una pregunta que se repite frecuentemente. No puedo encontrarla... O siento que no puedo encontrarla. Que se escapa de las manos, que huye de mí. O que yo no la retengo.
Cuando me llamó allá fui
Cuando me di cuenta estaba ahí
Cuando te encontré me perdí
En cuanto te vi me enamoré...
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