21 de julio de 2010

De corazón salió

Ayer creo que pasé uno de los mejores días de lo que va del año. Vinieron mis amigas a casa, con la perfecta excusa de festejar el día del amigo... Realmente no podíamos haberla pasado mejor.
Pero más allá de cómo la pasamos, creo que en ellas tres encontré a tres excelentes personas, que logran sacarme automáticamente de los bajones que me puedan agarrar. Seguramente todo lo que pueda decir o escribir sobre ellas sea poco y muy trillado ya... Pero sé que van a estar ahí, que están ahí. Son tres soles que iluminan los días nublados que hacen que se corran las nubes para ver el celeste del cielo. Son la canción que ponemos para levantarnos el ánimo. Son ese libro que leemos una y otra vez sólo por el placer de hacerlo. Son el oído que te escucha y la palabra que te ayuda. Son la película que ves sólo para distraerte y sólo porque te encanta. Son ese osito de peluche que tenés con vos hace años y que todavía te dura y no sabés cómo. Son esa flor que nace en el invierno, cuando sólo unas pocas lo hacen...
Necesito su compañía y la voy a necesitar siempre. Quizás dejemos de hablarnos, nos alejemos, el día a día hará que nos veamos menos, pero nadie nos va a quitar lo bailado y aquellos momentos que pasamos van a ser siempre nuestros, y seguramente van a quedar en la memoria para alimentar el alma.
Ahora ellas son tres luces que encontré en diferentes momentos de mi vida y que no pienso soltar. Siguen brillando fulgurantes y con la misma intensidad con la que las conocí, con la constancia del día a día.

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