28 de febrero de 2011

"Sé lo que quieres decir sobre desear que alguien no estuviera allí. Es solo que generalmente soy yo mismo quien desea poder salir de allí. En serio, piensa en ello. Nunca estuve en ningún lugar en el que no haya estado. Nunca tuve un beso en el que yo no fuera uno de los que besaba. Sabes, nunca he ido al cine sin haber estado allí entre el público. Nunca he ido a los bolos, sin haber estado yo fuera de allí, sabes, haciendo alguna estúpida broma. Pienso que es por eso que tanta gente se odia a sí misma. En serio, es que ya están hartos de estar consigo mismos."
"Digamos que tú y yo estamos juntos todo el tiempo, entonces empiezas a odiar muchas de mis manías. La manera en que cada vez que tengamos visitas, yo me sintiera inseguro y me pusiera un poco borracho. O, la manera en que diga cada vez esa estúpida  historia pseudo-intelectual una y otra vez. Sabes, he oído todas esas historias, así que por supuesto que estoy harto de mí mismo. Pero estando contigo, me ha hecho sentir como si yo fuera otra persona."

24 de febrero de 2011

Le tengo miedo al mismo miedo. Tengo miedo de tener siempre miedo y que no me deje hacer algo, aunque sea poco, o seguir adelante con lo que ya vengo haciendo.
Hoy una amiga me ofreció presentarme a unos amigos de ella. La verdad que le fui honesta, esas cosas me dan muchísima vergüenza, le dije. Y es cierto, no me gusta que me presenten a nadie la verdad, me da pánico que lleguen a decir algo malo o no gustarle a nadie o quedarme callada todo el rato, y, como hago siempre con todo, para no tener que enfrentar esos temores directamente no hago nada. Igualmente no le confirmé nada. Porque voy a ser honesta, estas cosas de presentarme gente me dan por las bolas, pero el bicho de la curiosidad me picó. Es como que las ganas están, pero de ahí a que el hecho se haga realidad hay un abismo de temores de "no" que le gana ante todo. Esto también pasaba con el tema del trabajo, no salir de casa, etc, etc. Es mas o menos lo mismo con diferente etiqueta. Y si, como el bichito ese me picó, ahora está ese pensamiento también que me persigue y que no quiero que esté conmigo: ¿y que pasa si termino tan sola que tengo que recurrir a uno de esos lugares de "solos y solas" para conocer gente? Siempre me resultaron que eran el último lugar al que uno recurre cuando ya está desesperado de "no encontrar a nadie". El tema con esto es que necesito preocuparme menos por estas cosas. No creo de corazón que estar soltero sea la muerte de nadie, disfrutás las cosas tanto como estando en pareja, aunque obviamente que se disfrutan de otra manera. No quiero que se me vuelva una preocupación "estar soltera a los treinta y pico". Quiero que valorarme y quererme un poco más a mi misma como persona sea la prioridad para después poder conocer a quien pueda acompañarme, poder conocer mis gustos y disgustos, que es lo que quiero sobre todo, para poder pedirlo.
Veremos que pasa entonces.Como me dijo mi amiga: ¿y mirá si te estás perdiendo de conocer a un amor?

22 de febrero de 2011

Nunca amé a nadie completamente
siempre con un pie en el suelo
y por proteger a mi corazón realmente
me perdí en los sonidos...

Escucho en mi mente todas aquellas voces
escucho en mi mente todas aquellas palabras
escucho en mi mente toda esta música
y eso me rompe el corazón
me rompe el corazón...

21 de febrero de 2011

No mas tiempo

Y es que ya no hay más tiempo para tristezas. Es que también se me acabaron las ganas para estar triste, para bajonearme, para autodestruir las ganas de vivir que nos salen naturalmente. Ya no hay más tiempo para preguntarme si mis bajones crónicos son una parte aferrada a mi personalidad que no se puede cambiar porque es parte de uno, como los lunares. Ya no hay más ganas de ponerse mal por cosas que no tienen importancia real. Para sacar a relucir tristezas de momentos que pasaron y que si, fueron verdaderos pero que los usé mas que nada para autocompadecerme de mi propia tristeza y hundirme aún mas de lo que ya estaba. Es que hubo varios meses en los que lo único que salían eran lágrimas y recién hasta ayer que volvía del trabajo surgieron otra vez.
Porque fue mi último día en el local de Cheeky en el Solar de la Abadía y fue horrible. Todo mal me salió. Vendí productos que por código no podían salir a la venta y por atolondrada los saqué sin darme cuenta. Y bueno, hay veces en las que la gente que trabaja con vos no es tan tolerante como para entender que hace menos de tres semanas que estás trabajando, y que si no sos tolerante no es mi problema, porque si estás ahí hace mas de tres años felicitaciones, pero yo no. Y no pienso dármelas de ser alguien solo por estar trabajando ahí. Entonces tratemos de bajar un poco los humos que te salen de las orejas y tratá de entender que estoy aprendiendo y que si vos lo hacés bien, mejor por vos. Pero sos tan empleada como yo. Así esta situación dio como resultado que saliera el domingo con una calentura bastante importante, y obviamente con ganas de llorar, porque por ahora es mi modo de defensa. Las cuadras que me separan de la parada del subte que me lleva a casa las hice llorando. Entonces te preguntás por qué carajo te afectan tanto las cosas que van mas allá de vos, que no las podés resolver, porque si el otro no te banca, es problema del otro, no tuyo. Porque si casi no te saluda cuando vos la saludás y le preguntás como está es problema de aquel que está del otro lado. Y a la tarde llegué a casa y lo hablé con mi hermana, y con alguien más y entonces por suerte sale todo para afuera y no queda volviéndose verde. Y tu humor cambia, porque sabés que hay orejas que te escuchan y quizás ojos que te leen lo que escribís, lo que contás, descargás.

"Y si, es difícil no darle bola a esas cosas. Pero está bien que esas cosas te afecten, el problema estaría en que no lo hicieran."

Es que ya no me queda mas tiempo para tristezas.
Ya no me queda ni quiero que me quede.

18 de febrero de 2011


Oh si, me acabo de enterar de un nuevo CD de Adele. ¡Fantástico!

15 de febrero de 2011

En este momento me pongo a reflexionar un cacho: estar soltera para mí es como tener un granito en la espalda, hasta que no te lo rascás y duele, no te das cuenta que lo tenés. Es decir, hasta que no pienso que realmente estoy sola, que no tengo pareja, que no comparto todas esas cosas que mis compañeras de trabajo comparten con las suyas, no me siento mal para nada. Obviamente que hay días que me encantaría que alguien viniera a buscarme al laburo y me preguntara que tal me fue, y volvernos juntos a casa y pasar un rato, por más cansados que estemos. Me encantaría tener discusiones pelotudas y reconciliaciones que reafirmen que a pesar de todo el amor está ahí. Pero ahora no lo tengo. Y cada vez que lo tuve, o lo intenté tener, hasta ahora salió bastante mal. Peeero honestamente estoy en proceso de conocerme a mí misma (aunque sea a la edad de 22 años...) ¿cómo voy a pretender que otro me conozca si ni yo sé como soy? Bah, quizás lo estoy pensando demasiado, como siempre. Pero hay quienes dicen que hasta que vos no te quieras los demás no te van a querer... No creo eso tampoco, me parece una exageración.
La vida nos da muchas sorpresas y hasta ahora a mí me las trajo en cantidades bastante grandes. No me puedo quejar, tuve mucha suerte: tengo gente alrededor que me quiere, tengo trabajo, una casa y la posibilidad de estar cursando una carrera que me encanta y hago con placer. Entonces después te ponés a pensar y deseás con todo tu corazón que eso que tenés agarrado con las dos manos no se te escape con la facilidad de una hoja al viento. Y en cuestión de parejas, no quedar como una Bridget Jones. Si, es una película, ¿pero cuantas mujeres están tan pendientes de tener una pareja que con tal de no estar solas eligen al primer pelotudo que se les cruzó por el camino? La verdad es que no quiero que me pase eso. Estar a los treinta preocupadísima porque no tenés planes de encontrar "al hombre de tu vida", aquel con quien formar una familia, bla bla bla... En este momento de cambios que se están dando (y de los cuales la mayoría no me doy cuenta...) prefiero seguir soltera. E intentando encontrarme a mí misma, para que aquel que pueda venir en un futuro que espero que no sea muy lejano, pueda encontrar una mujer hecha y derecha, que sepa lo que vale. Poder valerme a mi misma. Poder decir:  esto es lo que soy, y si no le gusta, que se busque a otra.

12 de febrero de 2011

Acabo de leer en un blog "para que hablar de mí si estoy todo el día conmigo". Me pareció una frase genial, sobretodo porque soy de las personas que (a aquellos que les tiene confianza) necesita contar lo que le pasa. Pero esto últimamente, porque cuando era chica las cosas se me quedaban guardadas y se me volvían verdes dentro del alma. Así cada vez más hasta que de a poco me fu dando cuenta que de tanto verde que me había guardado se me había vuelto casi negro, y ese color me estaba ahogando, no me dejaba respirar. Y muchas veces intentaba escaparme llorando, que no me solucionaba la salida o escondiéndome, que tampoco solucionaba nada. Quizás un poco tarde, pero hace poco descubrí que ese color negro puede volver a aclararse otra vez. Pero la gracia está en que solo yo puedo hacer que ese color se aclare, solo si tengo realmente las ganas y la fortaleza para poder hacerlo. Sacar las cosas afueras y gritarlas a los cuatro vientos para que no se vuelvan verdes otra vez, acumulándose estrepitosamente dentro mío, ahogándome.
Este año que pasó tuve cuatro diferentes trabajos, conocí a alguien con quien salí y pasé momentos geniales y otros horribles, seguí con la terapia, y estuve muchas muchas horas fuera de casa. Casi casi que ese era mi objetivo desde hace rato. Fue la primera vez en mi vida que trabajé un 24 y un 25, un 31 también. Creí realmente que no pasaría, que yo no dejaría que pasara. Que me quedaría en casa toda la vida encerrada en las cuatro paredes que levanté a mi alrededor, que no me dejaban salir. De a poco se están resquebrajando...
Ahora a decidir varias cosas, la posibilidad de quedarme fija en Cheeky pero laburando mil horas, lo que me dejaría muy poco espacio para la carrera, la posibilidad de que ese sea mi primer trabajo fijo, encontrar un grupo de personas con las que comparto cosas que no podía hasta ahora, el estar todo el día afuera de casa cuando mil veces y otras mil mas casi no salía, volver a anotarme para las materias del profesorado (ando con muchas ganas de empezar a estudiar otra vez), no sé a veces siento que las cosas van cambiando pero tengo miedo de que esos cambios sean solo una ilusión y darme cuenta al final que todo sigue tan igual como siempre. Tan estancado.
Siempre los sábados a la noche me quedo en casa y de vez en cuando salen estos descargues que hago por este medio. Solo para saber si hay alguien allá del otro lado...

7 de febrero de 2011

Estoy trabajando en Cheeky por hasta el 20 de febrero. Muchas horas metida adentro del shopping y mi cuerpo me pide un descanso que sea mas de un día a la semana. Y un trabajo que sean menos de ocho horas, o que al menos tenga un horario normal que no abarque trabajar los domingos. Estoy bastante confundida, la verdad que no sé que hacer. Porque quizás esté la posibilidad de que pueda quedarme en este trabajo y yo que estaba bogando por algo fijo y dejar de pasar de temporal en temporal ahora no sé si lo quiero. Es que no llegué a sentirme demasiado integrada al grupo de las compañeras con las que trabajo, y creo que eso es lo que más me afecta en este momento, porque al modo de trabajo, por suerte me adapté bien. Entonces concluyo finalmente que no hay pindonga que me venga bien, o que realmente si no me gusta tendría que pensarlo y empezar a buscar otra cosa que me gustara más. Entonces me pongo a pensar que podría seguir así buscando y dejando hasta encontrar algo que me gustara pero ya de una manera que fuera peor de lo normal.
En fin, la verdad que no sé que hacer con esto que se me presenta ahora. Tendré que seguir consultándolo con la almohada...

1 de febrero de 2011



And everywhere I look
Everything is looking so good
Everyone is you
And I know I tend to rush straight in
I just don't know where to begin
When everyone is you, everyone is you...

Quiero que uno de tantos que se encuentran perdidos en el camino que recorremos todos los días sea aquel al que vea en todos. Por la calle, en el trabajo y en mi cabeza. Aquel al que espere para que me quite el aire, entorpezca mis movimientos y acelere mi pulso. Aquel que me haga sentir las rodillas de lana. Que roce mi mano y me haga sentir doce cosas diferentes a la vez.
Y quizás esté mas cerca de lo que pienso, pero no lo puedo encontrar.