28 de septiembre de 2011

Cansada de sentirme como me siento. Cansada de mi propia cabeza, de mi historia, de mi locura. Regalo mis ideas, no quiero necesitar más a nadie. No quiero extrañar más.

19 de septiembre de 2011

Cada vez que escribo las palabras salen, como dice la querida Cori, en fluir de conciencia. Habría que ver la cantidad de escritos que tengo guardados sin publicar y que rompen las barreras de la coherencia, la cohesión, los signos de puntuación y la cordura. Porque son un descargue, son una salida, un escape cuando sabés que las lágrimas no te alcanzan. Porque siempre me estoy escapando de algo, siempre pispeo si hay alguna puerta abierta por si las cosas se ponen feas y mi cobardía no me permite seguir,. entonces ahí salgo, o lloro, o desaparezco.Pero siempre en un intento de que las cosas se resuelvan solas. O sino me aburro, y dejo. Obviamente que después me arrepiento, porque la cosa pasa también porque no me banco las decisiones que tomo y entonces cuando tomo una, después me digo que hubiera sido mejor hacer todo lo contrario. O me quedo pensando que hubiera pasado si hubiera hecho otra cosa,. porque lo que hice al final no me gustó.
La palabra cambio ya de por sí me da miedo.
Salir con alguien y empezar a vivir mil doscientas cosas nuevas que antes eran sólo las que le pasaban a los personajes de las películas y de las novelas que leías. Solo Ana Karenina se enamoraba, solo Orlando Bloom y Kirsten Dunst intentaban ponerse en pareja, no lo hacían, pero al final si, sólo él se hacía un viaje en coche por las rutas del país y tenía un final feliz en el que los dos terminaran juntos.
Siempre pensando que las cosas buenas pasaban a los que pensaban en positivo, y si es cierto, pero también puedo pensar yo en positivo. No lo hago el 100% del día, pero al menos me doy menos manija con que todo me va a salir mal. Así que este año empezó con nuevas sorpresas y se está pasando más rápido de lo que puedo disfrutarlo. Las horas no existen, de repente son las cinco de la tarde y me encuentro con que el sol está bajando y me estoy tomando un té con leche mientras hago la tarea de latín para el martes que viene. Así pasan todos los días, uno más rápido que el otro. Y eso me da miedo también, ¿mirá si me olvido de los recuerdos? Si me olvido de lo que viví, de lo que comí, de lo que disfruté aquel beso, aquella salida, ese abrazo. Si un día me levanto y me doy cuenta de que perdí todo lo que creía tener el día anterior... Si lo que armaste, creaste, o no sé era un castillo de cartas que con el menor vientito paf, a la mierda. Nada de hablar de futuro, este presenta hay días que me espanto pensando en lo pronto que va a desaparecer, en lo frágil que puede ser. En que el amor que encontré se caiga porque yo no moví mis pies para agarrarlo. Mirá si doy un paso adelante y el piso está quebradizo. Todo se cae, pesadillas a la noche, eso sueños en donde no paro de llorar y me despierto sabiendo que fue un sueño pero la angustia queda igual. Bueno, fue solo un sueño, sigamos adelante. Pero los sueños surgen de lo más hondo de tu alma... ¿Eso es lo que hay ahí? ¿Tristeza? ¿De dónde saco entonces la felicidad?
Releo seguido las entradas y es una pregunta que se repite frecuentemente. No puedo encontrarla... O siento que no puedo encontrarla. Que se escapa de las manos, que huye de mí. O que yo no la retengo.

Cuando me llamó allá fui
Cuando me di cuenta estaba ahí
Cuando te encontré me perdí
En cuanto te vi me enamoré...

18 de septiembre de 2011

Que fantástico que la vida nos dé la oportunidad de cambiar.

14 de septiembre de 2011

Sea por un poquito de felicidad, de sol en estos días.
Sea por un poco de valentía.
De seguridad en uno mismo.
De confiar en vos mismo.
De confiar en mí.
De quererme más.

12 de septiembre de 2011

¿Que me andará pasando que todo el día de hoy tuve tremendas ganas de quedarme en casa estudiando y dedicándole todo el tiempo a eso como cuando me quedaba en mi casa siempre?

Pero después pienso en lo mal que sentía conmigo misma y me vuelven las ganas de seguir enseguida.

10 de septiembre de 2011

Noches que son para el olvido, realmente dicen que decirse las cosas es bueno, pero quedás con el corazón encogido.
Ese lugar de María Magdalena en el que siempre me sitúo no me sirve para un carajo redoblado, al final termino sintiéndome peor. Y eso es lo que busco. Sentirme mal conmigo misma para no salir de ese lugar. Maximizo los problemas para que parezcan insolucionables, redoblo mi culpa para sentirme peor, me encierro en las cuatro paredes que me rodean para enroscarme en mi propia tristeza, mientras pienso que los demás andan por allí disfrutando de un día de sol, y una tiene ganas de taparse con seis frazadas.
Estoy HARTA de sentirme tan como el culo. RECONTRA PODRIDA.
Lo peor es que yo lo busco, vuelvo a repetir y a repetirme.
De qué me sirve ir a la psicóloga todos los malditos sábados si al final termino descubriendo una noche de viernes que sigo tan en casa como siempre? Tan miedosa como siempre?

Todo es completamente al pedo.

9 de septiembre de 2011

Película

El día empezó descansado, pero las cosas se fueron sucediendo para que terminara pensando que ojalá hubiera una pequeña receta para las relaciones. No sé, un par de pasos que te ayuden a empezar, para después seguir uno solito. Al menos para no lastimar, o para hacerle el menos mal al otro. En estos veintidos años no tengo la más pálida idea de cómo es salir con alguien, como es tener ganas formar algo con el otro. Con aquella persona con la que querés estar. Quizás sea muy apresurado, recién nos estamos conociendo. Quizás sean mis fantasmas. Quizás sean mis miedos, quizás me esté haciendo la película. Quizás tengo una novela de Jane Austen mezclada con De amor y de sombra de Isabel Allende mezclada con Jane Eyre y Cumbres Borrascosas. Y a eso sumenlé un pesimismo crónico que no me deja, y una dificultad para hablar y encarar los problemas que no tiene vacuna y terminamos con un mambo recopado. Ya no sé ni que es a lo que iba cuando empecé a escribir un par de líneas más arriba. Es como que todo el tiempo me estoy mandando cagadas con él, y se lo dije, y me dijo que no, pero igualmente no me puedo sacar la idea de la cabeza (por eso tanta novela...). Es como una autoculpabilidad crónica que me sale y de la que me pongo en el centro (será un poco de egocentrsimo?) que siempre tengo que ser yo la que comete los errores. Al final me termino hundiendo en un pozo del que no me puedo sacar, y el que está al lado mío se va, porque nadie quiere a alguien que no se quiere a sí mismo. Nadie quiere a alguien que no decide a dónde ir, lo que quiere hacer. A alguien que es vaga, caprichosa... y podría seguir, pero no tengo ganas de arruinarme del todo el viernes. Por ahora necesito encontrar esa valentía que me de el empujoncito para dar el primer paso y empezar a encarar las cosas. No me puedo seguir escondiendo todo el tiempo, dejando que las cosas se resuelvan solas (cosa que no pasa) y viendo si por esas casualidades cuando salga de abajo de las sábanas todo sea color de rosa. Todo esté bien, no discutamos, nos querramos como el primer día y seamos siempre uno para el otro.
Salir con alguien para mí es un proceso en el que conocés al otro primero y después te enamorás, ves que es lo que te pasa en el corazón, recorrés las colinas de sus errores, los tuyos, las montañas de sus virtudes y los mares de todo lo que tiene para darte y todo lo que vos tenés para darle. Puede que en ese proceso haya por momentos zonas donde el pasto sea blandito y cómodo y otros donde sólo encuentres la aridez de la tierra, y ahí creo yo, es donde más fuerte necesitás hacerte, porque tenés que seguir para encontrar el pasto blandito... La cosa está en entender que es algo que se va formando de a poquito, a los cuatro meses no podés conocer a alguien del todo y la ansiedad que tengas solo va a hacer que te tropieces más rápido con tus errores.
Necesito hablar con alguien, pero cuando tengo a ese alguien enfrente mío, termino acordando que el día es lindo y los pajarones cantan y al final se me va todo al carajo y me quedo con las tristezas de este lado y mal de este lado, y haciéndome la película al pedo cuando si ponés stop, no vas a encontrar nada de lo que vos creías.

5 de septiembre de 2011

Erizos elegantes

¿Qué guerra es esta que combatimos, seguros de nuestra derrota? Aurora tras aurora, extenuados ya de todas las batallas que aún están por venir nos acompaña el espanto del día a día, ese pasillo sin fin que, en las horas postreras, será nuestro destino por haberlo recorrido tantas veces. Si, ángel mío, así es el día a día: tedioso, vacío y anegado en desdicha. Las calles del infierno no le son en nada ajenas; uno acaba allí un buen día por haber permanecido en ese pasillo demasiado tiempo. De un pasillo a las calles: entonces acontece la caída, sin sacudidas ni sorpresas. Cada día, volvemos a experimentar la tristeza del pasillo y, paso tras paso seguimos el camino de nuestra lúgubre condena.
¿Vio él las calles? ¿Cómo se nace después de haber caído? ¿Qué pupilas nuevas sobre ojos calcinados? ¿Dónde empieza la guerra y dónde cesa el combate? 

Entonces, una camelia. 

[La elegancia del erizo - Muriel Barbery]