9 de septiembre de 2011

Película

El día empezó descansado, pero las cosas se fueron sucediendo para que terminara pensando que ojalá hubiera una pequeña receta para las relaciones. No sé, un par de pasos que te ayuden a empezar, para después seguir uno solito. Al menos para no lastimar, o para hacerle el menos mal al otro. En estos veintidos años no tengo la más pálida idea de cómo es salir con alguien, como es tener ganas formar algo con el otro. Con aquella persona con la que querés estar. Quizás sea muy apresurado, recién nos estamos conociendo. Quizás sean mis fantasmas. Quizás sean mis miedos, quizás me esté haciendo la película. Quizás tengo una novela de Jane Austen mezclada con De amor y de sombra de Isabel Allende mezclada con Jane Eyre y Cumbres Borrascosas. Y a eso sumenlé un pesimismo crónico que no me deja, y una dificultad para hablar y encarar los problemas que no tiene vacuna y terminamos con un mambo recopado. Ya no sé ni que es a lo que iba cuando empecé a escribir un par de líneas más arriba. Es como que todo el tiempo me estoy mandando cagadas con él, y se lo dije, y me dijo que no, pero igualmente no me puedo sacar la idea de la cabeza (por eso tanta novela...). Es como una autoculpabilidad crónica que me sale y de la que me pongo en el centro (será un poco de egocentrsimo?) que siempre tengo que ser yo la que comete los errores. Al final me termino hundiendo en un pozo del que no me puedo sacar, y el que está al lado mío se va, porque nadie quiere a alguien que no se quiere a sí mismo. Nadie quiere a alguien que no decide a dónde ir, lo que quiere hacer. A alguien que es vaga, caprichosa... y podría seguir, pero no tengo ganas de arruinarme del todo el viernes. Por ahora necesito encontrar esa valentía que me de el empujoncito para dar el primer paso y empezar a encarar las cosas. No me puedo seguir escondiendo todo el tiempo, dejando que las cosas se resuelvan solas (cosa que no pasa) y viendo si por esas casualidades cuando salga de abajo de las sábanas todo sea color de rosa. Todo esté bien, no discutamos, nos querramos como el primer día y seamos siempre uno para el otro.
Salir con alguien para mí es un proceso en el que conocés al otro primero y después te enamorás, ves que es lo que te pasa en el corazón, recorrés las colinas de sus errores, los tuyos, las montañas de sus virtudes y los mares de todo lo que tiene para darte y todo lo que vos tenés para darle. Puede que en ese proceso haya por momentos zonas donde el pasto sea blandito y cómodo y otros donde sólo encuentres la aridez de la tierra, y ahí creo yo, es donde más fuerte necesitás hacerte, porque tenés que seguir para encontrar el pasto blandito... La cosa está en entender que es algo que se va formando de a poquito, a los cuatro meses no podés conocer a alguien del todo y la ansiedad que tengas solo va a hacer que te tropieces más rápido con tus errores.
Necesito hablar con alguien, pero cuando tengo a ese alguien enfrente mío, termino acordando que el día es lindo y los pajarones cantan y al final se me va todo al carajo y me quedo con las tristezas de este lado y mal de este lado, y haciéndome la película al pedo cuando si ponés stop, no vas a encontrar nada de lo que vos creías.

No hay comentarios: