28 de diciembre de 2010

Once

Hoy me vi Once de John Carney. Esta es una película en la que un cantante callejero que arregla aspiradoras junto a su padre para vivir, compone canciones pero no se anima demasiado a sacarlas a la luz, una de sus fuentes de inspiración es la novia que lo acaba de dejar. Una noche conoce a una inmigrante de la República Checa y entablan una relación en la que comparten su amor por la música, sus penas y sus dichas. Personalmente la película me pareció genial, está regada de canciones geniales que van tocando los dos durante el transcurso de la historia y suenan excelente. Es un film muy dulce, que puede parecer un poco densa por momentos si no somos fanáticos de canciones que quizás suenan mucho, pero vale totalmente la pena.

El (Glen Hansard, cantante del grupo irlandés The Frames) es músico, durante el día ayuda a su padre en la tienda, y al salir del trabajo se lanza, con la guitarra al hombro, a las calles de Dublín a cantar sus temas. Ella (Marketa Irglova) acaba de llegar a la ciudad y, para salir adelante, vende rosas entre los transeúntes que pasean por el bullicioso centro; su pasión, el piano. Sus historias se cruzarán una noche, y del encuentro surgirán nuevas composiciones y una pasión creciente y silenciosa.

27 de diciembre de 2010

Descubrí América

La ultima sesión con mi psicóloga descubrimos algo super importante. Es tanto mi miedo al cambio, que cuando ocurre transformo lo viejo (aquello que dejo) en algo maravilloso aunque no haya sido así y no le doy espacio a lo nuevo para que pueda sorprenderme. Lo peor de todo es que en mi cabeza transformo todas las características que tuvo aquello que dejé en positivas, por más que no hayan existido para nada. Me pasó por ejemplo cuando en el trabajo me dijeron que tenía que cambiarme de sucursal por un día, y a mí me agarró el ataque de angustia, porque mi cabeza decía que como podía ser, si recién me estaba acostumbrando a esta, cómo era posible que me cambiaran a otra, al final de todo no la pasaba tan mal, me estaba dando un poco más con mis compañeras y la cosa seguía así, cuando la realidad era que la sucursal en la que me encontraba no era un paraíso, todos los días venía quejándome de algo nuevo y no me convencía el ambiente en el que me encontraba. Fui entonces a la sesión con mi psicóloga justo la mañana antes de ese cambio de sucursal. Después de hablarlo un rato largo y de comentarle un montón de cosas, salió este tema, lo mal que me ponía cambiarme y lo buena que estaba la sucursal en la que me encontraba... Cuando mi sesión había empezado con una retahíla de quejas sobre lo mala que era la sucursal. En resumen, no hay nada que me venga bien. Pero mas allá de eso, el tema está en el miedo al cambio. En el temor que le tengo a estar mal, a la angustia esta que me acompaña en todo momento. Pasó con esto del trabajo, pasó cuando rompió el corazón el último chico con el que salí. Fue muy extraño, y mas extraño es darse cuenta ahora, que en realidad había varias cosas que no me gustaban de él, pero habían desaparecido en el momento en que se fue, se alejó. Entonces en la necesidad de que volviera aquello que ya conocía, las malas cualidades se volvieron buenas, porque el dicho reza "mejor malo conocido que bueno por conocer", no? Un desastre total. Igualmente me sirvió muchísimo saber esto, porque ahora puedo ser capaz de detectar, o no sé, darme un poco cuenta que en realidad lo nuevo puede ser muchísimo mejor que lo viejo. Que tengo que dejar espacio para que la vida me sorprenda. 
(Finalmente ese día que pasé en la nueva sucursal, me fue muy bien... ahora volví a la vieja, pero las cosas están con bastante trabajo como para quejarse.)

25 de diciembre de 2010

Escuchar

Hace como dos semanas que empecé a trabajar en una juguetería por la temporada de las fiestas. La verdad que no puedo decir que me esté yendo mal. En el local mas allá de la atención al cliente hay muchísimo trabajo para hacer y por suerte las compañeras que están conmigo son todas chicas muy copadas que están tan cansadas como una y compartimos eso y la poca paciencia por aquellos clientes que te tienen como una tarada esperando para que se decidan a comprar o no de una vez por todas.
Pero lo mejor que tiene este trabajo es cuando te podés quedar charlando con alguno que justo te tocó copado y ahí empieza a contarte media vida. Una chica vino el otro día y me contó que trabajaba en Grimoldi, que no le devolvían las horas, que trabajó doce, que tenía una hija, que trabajó quince años de mesera, que hacía tres que estaba en el local de la zapatería y que el 26 de diciembre era el cumpleaños. Otro me tocó ayer contándome que lo había atropellado un auto, que por eso se le había roto su campera preferida, que tenía dos bebés, que trabajaba en el banco Nación, que lo habían ascendido, de que trabaja ahora y de que trabajaba antes. Y tengo un montón de vidas más para contar pero la verdad es que antes de mezclar anécdotas por lo desmemoriada que soy, prefiero dejar estas que escribí.
A lo que quiero ir con esto es que después de escuchar cada una de las historias llegás a tu casa y te das de a poco cuenta de la necesidad que tenemos de contar lo que nos pasa, de que nos escuchen, de sentirnos presentes en un tiempo y en un lugar determinado a través de las palabras. De saber que el otro está ahí y te está escuchando, está prestándole atención a lo que le estás contando.
Siento que estamos muy solos, que nos sentimos solos. Que al menor indicio de un poco de comprensión, nos prendemos de la mano de esa persona y no la soltamos, porque la necesitamos. Es frase trillada, pero en esta época donde tenés mas posiblidades de comunicarte que antes, creo que esas comunicaciones se volvieron más frívolas, más vacías y que del otro lado no sabes realmente si te están escuchando o no. Porque muchas veces no pasa de un saber como andas. Y es necesario que el otro te lo pregunte, si, pero que sea con verdadero interés y no de compromiso. Me encantaría que todos nos pusiéramos un poco las pilas y empecemos a escuchar, dejemos solo de oír.

21 de diciembre de 2010

No doy mas de cansancio. Próximamente, comentarios sobre mi nuevo loquero laboral. Entre el calor y esto, no sé con cual quedarme.

15 de diciembre de 2010

Algo nuevo

Siempre pienso en entrar a mi blog y escribir algo poético, algo que diga que me sedujo la belleza de la buena onda que tenía tal o cual persona, o la sonrisa del morocho que viajaba en el subte conmigo, o la manera tan sutil que tenías de tenerme a tus pies. Pero no, llego acá y lo único que me sale son quejas, o catarsis de los miedos que me acompañan todos los días, aquellos que llevo conmigo adonde vaya, porque por mas que se achiquen, siguen estando ahí.
Ahora estoy trabajando en este nuevo lugar (una juguetería) y la verdad que con eso vinieron bastantes cambios que se dieron juntos, lo principal que puedo decir es que estoy reventada. Comparado con este trajín mi vida fue una nube. Suave y super algodonada. Ahora tengo que subir y bajar al depósito cajas que pesan bocha, subir y bajar de las estanterías juguetes que sabés que no van a entrar en ningún lado del local, saber los nombres aquellos que ni sabía que existían, disfrutar de la poca simpatía de los clientes, de otros que te miran como si fueras un monstruo que obliga a que compres cosas, otros que te tienen dos horas mostrándoles cosas que al final no compran, y otros que con la buena onda que traen te alegraron el día. La otra vez una chica me dice gracias por la buena onda y eso ya me puso ultra feliz.
Pero bueno, como todo trabajo, tiene de todo, el problema para mi, es acostumbrarme a todo eso. A salir de esta casa y enfrentar el mundo que me rodea, que es hermoso, y lleno de nuevas cosas a la vuelta de la esquina, que tiene de todo para ofrecerme y de lo que puedo tomar lo que quiera. Lleno de colores, y con grises también, pero está ahí para tocarlo, disfrutarlo y moverlo a la manera que nosotros queramos. No pretendo ser de los que salen a escalar el Aconcagua, pero solo con perder un poco del miedo que le tengo a todo, me sentiría muchísimo mejor. No tener que estar pensando las cosas unas dos mil novecientas veces antes de hacerlas, y decidirme cuando ya se me pasó el tren.

12 de diciembre de 2010

Gracias navidad

Quien me iba a decir que este verano iba a comenzar de manera muy diferente al que comienzan siempre mis veranos. Preocupándome por lo que no voy a hacer, esta vez estoy preocupándome porque las cosas no me salgan mal en este nuevo trabajo que encontré. Gracias Papá Noel y gracias Reyes Magos por hacer que los padres les compren regalos a sus niños, y a mí me traigan trabajo, aunque sea por un solo mes. Hasta el diez de enero estoy adentro de una juguetería de ocho a diez horas reponiendo juguetes, subiendo y bajando cajas, limpiando el enorme local. Acompañada por otras chicas mas, algunas de las cuales saben hacer las cosas mejor que las que somos nuevitas porque hace dos o tres días que entramos y que no nos acomodamos todavía al ritmo del lugar.
Así, con este nuevo trabajo llegan también nuevos miedos, nuevas inseguridades y nuevos nervios en el estómago que no se van, no se quieren ir, o yo nos los dejo ir. Pero también llega la satisfacción de estar viviendo un nuevo verano, sobre todo porque es el resultado de algo que busqué y por fin encontré. El resultado de un proyecto que finalmente no dejé de lado como tantos otros quedándome con las ganas de realizarlo porque tenía miedo de lo que pudiera pasar.
Pero tengo que admitir igualmente que todavía me siento un poco miedosa, que no soy la valiente Lulú que pretendo ser enfrentando las cosas que no me gustan. Todavía me pongo bastante mal cuando hay alguien que me trata mal, cuando no me responden con la misma simpatía o la misma cordialidad con la que siempre trato de responder yo, porque me molesta muchísimo que la gente con la que estás se la agarre con vos porque no te tiene paciencia, porque tuvo un mal día, porque no le gusta estar donde está, o porque es una porquería como persona. Si te trato bien, tratame bien vos también, tanto no cuesta. Ni siquiera se gasta en saberse los nombres de sus compañeras nuevas. Pero bueno, estas son cosas que uno va a encontrar en todos los trabajos, lo importante es aprender a lidiar con ellas, y es ahí donde a mi me llega el conflicto. Y empiezo a angustiarme, o sino, empiezo a tener pesadillas a la noche. Hoy tuve dos, y de las feas. En una se me moría en las manos un perrito dálmata, y yo me ponía a llorar con todas las fuerzas pero nadie me escuchaba y en la otra me peleaba muy feo con una vecina y la echaba de mi casa, y le decía malas palabras por mil... Un desastre total.
El lunes empiezo otra semana, en la que espero que me vaya mucho mejor que en estos tres días desde que empecé. Uno se va acostumbrando, o lo deja y no ve mas a nadie. Pero lo segundo no lo quiero. Quiero seguir, quiero tener un pesito más en la alcancía y sentirme útil, sentir que no me estoy rascando el higo todo el día en mi casa (confieso igualmente que este verano eso no me hubiese venido nada mal...).
En fin, gracias Navidad por darme trabajo.

11 de diciembre de 2010

Una de mis películas preferidas, esta historia rinde un muy buen homenaje a aquellos videoclubs de barrio, a los VHS, a aquello que "quedó atrás" en estas épocas que corren que van tan rápido, donde te comprás algo y al año ya es viejo... Donde todos volamos tratando de alcanzar quien sabe qué.

Be kind rewind.

9 de diciembre de 2010

El estado en que me encuentro

Hay canciones que pueden transportarnos a mundos imaginarios, creados por nuestro corazón, acompañado por la letra y la melodía que va volando al lado. Esa música que solo nos dice algo lindo a nosotros y a nadie más. Esa canción especial, en el momento indicado. O quizás no, quizás cae del cielo una nueva canción que no nos dice nada la primera vez que la escuchamos, pero volvemos a hacerlo y habló por sí sola esta vez.

Personalmente este intérprete es uno de aquellos que me lleva a un mundo personal, que me llena de una sensación bastante inexplicable, porque logra con solo escucharlo, sacarme del estado en el que estaba para mejorarlo. Para dejarme un regalo cada vez que lo escucho. Y eso que lo escucho seguido. Pero no importa, porque se siente como si estuviera cantando solo para vos y el disco no lo hubiera comprado nadie más.
Con ustedes, Josh Groban.



Where has that old friend gone
Lost in a February song
Tell him it won't be long
Til he opens his eyes, opens his eyes
Where is that simple day
Before colors broke into shades
And how did I ever fade
Into this life, into this life

And I never want to let you down
Forgive me if I slip away
When all that I've known is lost and found
I promise you I, I'll come back to you one day

6 de diciembre de 2010

Mientras lavo los platos de la cena (ya que en esta casa nadie mueve el culo para hacerlo), pienso en cómo es que la gente, aquellos que ves que nunca bajan los brazos, logran continuar, cómo siguen el camino día tras día, cómo hacen para levantarse todas las mañanas y decir hoy también me levanto, hoy también la lucho. Hoy tampoco voy a dejar de caminar. 
Y entonces me encuentro conmigo preguntándome como es que hacen ellos, porque yo no puedo. Me cuesta, no encuentro la fórmula, si es que la hay. O el método, quizás. 
Alguien que me diga cómo es que se hace para no bajar los brazos.

1 de diciembre de 2010

Hoy te cocino todo

Feliz, feliz, feliz. De que hayan pasado los nervios, esa angustia y temor y ganas de llorar que no me abandonaron ni ayer a la noche ni hoy a la mañana. De haber ido a una entrevista en la juguetería Cebra, que creo que me fue bien, temporario por las fiestas, pero quién dice, quizás me llamen...(Ojalá, ojalá, ojalá). De que nos hayan (seguro) puesto una buena nota hoy en el examen final de cocina. El profesor al principio se hizo el serio, el malo, tenía una cara que se la pisaba y probaba todo haciéndose el testeador de bocados profesional pero después de un rato se le pasó y volvió a ser el mismo de siempre. De haber llegado con el tiempo para presentar el plato, a mi me había tocado una entrada para las 16:30 hs cuando la clase empieza a las 15:30, aunque nunca empieza a esa hora... Dije, en esta no llego ni colgándome del horno, pero por suerte nosécomocaracho me organicé de manera que llegué cinco minutos tarde nomás. Estoy feliz porque hoy mas allá del cansancio que tengo y del dolor de pies, fue un día útil, fue un día en el me sentí capaz de poder hacer cosas. Que no me sentí una inútil o fracasada, o medio tarada, de todo me creo con tal de darme de palos una y otra vez.

Así que hoy puedo decir que fue un muy buen día.
Mañana, otra entrevista más.

Galeano II

Y entre los nervios por un examen y además por una entrevista de trabajo (que seguramente estaré contando como fue a la noche...), sigo leyendo a Galeano...


Las huellas digitales.

Yo nací y crecí bajo las estrellas de la Cruz del Sur. Vaya donde vaya, ellas me persiguen. Bajo la cruz del sur, cruz de fulgores, yo voy viviendo las estaciones de mi suerte.
No tengo ningún dios. Si lo tuviera, le pediría que no me deje llegar a la muerte: no todavía. Mucho me falta andar. Hay lunas a las que todavía no ladré y soles en los que todavía no me incendié. Todavía no me sumergí en todos los mares de este mundo, que dicen que son siete, ni en todos los ríos del Paraíso, que dicen que son cuatro.
En Montevideo, hay un niño que explica:
-Yo no quiero morirme nunca, porque quiero jugar siempre.

Eduardo Galeano, El libro de los abrazos.

Rápidamente

Quiero que esta noche pase lo más rápido posible. Que el día de mañana pase más rápido todavía. Porque me siento mal. Estoy nerviosa por el último examen de cocina (que es mañana) y me pone mal el estar nerviosa, me angustia. Es algo que se me vuelve inmanejable, mas fuerte que yo, me sobrepasa. Muchas veces me paraliza, me traiciona y me lleva a hacer cosas que no quiero, como decir que no a muchas oportunidades que se me presentaron. ¿Pero que es aquello que no deja que mis pies caminen hacia lo que me pone mal para superarlo? Hay algo o alguien en mi cabeza que me dice no lo hagas.
Esta noche el sueño me abandonó, me parece que me voy a quedar viendo una peli por algún canal de cable hasta que vuelva. Es muy tarado, porque no es la primera vez que rindo un examen y menos en cocina, pero quizás pase porque es el último, porque andan todos medio histéricos en la clase, porque el profesor se volvió un tarado profesional...
Esta noche la lluvia no ayuda a que los temores huyan, es mas, los alienta a que se queden conmigo. Los acompaña para que me acompañen a mi. Y se vuelve un círculo que no se termina hasta que pasa el momento. Y del cual estoy intentando salir, en varios aspectos de la vida.
Encima mañana tengo una entrevista de trabajo para las jugueterías Cebra, que ya me llamaron con muy mala onda así que no me quiero imaginar como será y mis ganas de ir son absolutamente nulas. Pero igualmente seguro que voy, porque puede que sea una oportunidad desperdiciada, porque uno no sabe lo que va a pasar hasta que está ahí y (justamente) le pasa. Porque no me puedo seguir adelantando a las situaciones que no conozco, sólo para refugiarme en el todo va a salir mal. Para cuidarme que si las cosas salen mal, no peguen tan fuerte. ¿Que sé yo si las cosas salen mal? Todavía no me compré la bola de cristal y no sabría como usarla, si la tuviera.
En fin, lo único que quiero es que esta noche pase lo más rápido posible, que salga todo bien y muy muy velozmente para no sentir nada...