12 de diciembre de 2010

Gracias navidad

Quien me iba a decir que este verano iba a comenzar de manera muy diferente al que comienzan siempre mis veranos. Preocupándome por lo que no voy a hacer, esta vez estoy preocupándome porque las cosas no me salgan mal en este nuevo trabajo que encontré. Gracias Papá Noel y gracias Reyes Magos por hacer que los padres les compren regalos a sus niños, y a mí me traigan trabajo, aunque sea por un solo mes. Hasta el diez de enero estoy adentro de una juguetería de ocho a diez horas reponiendo juguetes, subiendo y bajando cajas, limpiando el enorme local. Acompañada por otras chicas mas, algunas de las cuales saben hacer las cosas mejor que las que somos nuevitas porque hace dos o tres días que entramos y que no nos acomodamos todavía al ritmo del lugar.
Así, con este nuevo trabajo llegan también nuevos miedos, nuevas inseguridades y nuevos nervios en el estómago que no se van, no se quieren ir, o yo nos los dejo ir. Pero también llega la satisfacción de estar viviendo un nuevo verano, sobre todo porque es el resultado de algo que busqué y por fin encontré. El resultado de un proyecto que finalmente no dejé de lado como tantos otros quedándome con las ganas de realizarlo porque tenía miedo de lo que pudiera pasar.
Pero tengo que admitir igualmente que todavía me siento un poco miedosa, que no soy la valiente Lulú que pretendo ser enfrentando las cosas que no me gustan. Todavía me pongo bastante mal cuando hay alguien que me trata mal, cuando no me responden con la misma simpatía o la misma cordialidad con la que siempre trato de responder yo, porque me molesta muchísimo que la gente con la que estás se la agarre con vos porque no te tiene paciencia, porque tuvo un mal día, porque no le gusta estar donde está, o porque es una porquería como persona. Si te trato bien, tratame bien vos también, tanto no cuesta. Ni siquiera se gasta en saberse los nombres de sus compañeras nuevas. Pero bueno, estas son cosas que uno va a encontrar en todos los trabajos, lo importante es aprender a lidiar con ellas, y es ahí donde a mi me llega el conflicto. Y empiezo a angustiarme, o sino, empiezo a tener pesadillas a la noche. Hoy tuve dos, y de las feas. En una se me moría en las manos un perrito dálmata, y yo me ponía a llorar con todas las fuerzas pero nadie me escuchaba y en la otra me peleaba muy feo con una vecina y la echaba de mi casa, y le decía malas palabras por mil... Un desastre total.
El lunes empiezo otra semana, en la que espero que me vaya mucho mejor que en estos tres días desde que empecé. Uno se va acostumbrando, o lo deja y no ve mas a nadie. Pero lo segundo no lo quiero. Quiero seguir, quiero tener un pesito más en la alcancía y sentirme útil, sentir que no me estoy rascando el higo todo el día en mi casa (confieso igualmente que este verano eso no me hubiese venido nada mal...).
En fin, gracias Navidad por darme trabajo.

1 comentario:

Co dijo...

Lulú! Que genialidad lo del trabajo! FELICITACIONES! En todos lados hay gente mala onda, asique no te hagas mala sangre. Disfrutá de lo que te pasa y pensá en vos, hacé lo que sea necesario para sentirte un poquito menos miedosa y un poco más valiente.

besos!!!

PD: El nuevo look de tu blog esuna caricia a mis ojos. ME ENCANTÓ!