31 de agosto de 2010

Solución mágica

Cómo me gustaría encontrar por esta noche una solución mágica a este miedo de vivir que tengo todos los días. Porque el que esté bien de ánimo hace dos semanas (las voy contando...) no quiere decir nada. O si. La verdad que si me dijeran que me dan un viaje a Sierra de la Ventana con un trabajo de mesera en un bar, me iría, con tal de ver qué pasa si bruscamente cambia mi vida. Si no me quedara otra que hacer tal o tal cosa. A veces pienso que tengo tantas puertas para abrir que no sé cual de todas elegir y me termino quedando sin abrir ninguna, y como siempre, todo me lleva a la inercia total. A no hacer nada, a tener miedo al que pasará, bueno, a lo que siempre hablo pero no cambio. O que intento cambiar pero no puedo ver si realmente lo estoy haciendo...
Día de lluvia en el que no me agarró una crónica bajonera, aunque moralmente estoy para atrás porque el de Latín nos dijo hoy que si para esta altura del año no le habíamos agarrado la mano a la cosa, que el jueves ni apareciéramos. Y yo estoy ahí ahí, la verdad. En el primer parcial me fue bien (un 7) pero le tengo tanto miedo a esa materia que seguro que en el coloquio que me toman la semana que viene voy a transpirar un mar y a decir tantos "eeehhmmm" y "bueno" y "yyyyy" que no voy a terminar diciendo nada. Pero igualmente, me pongo en el plan en el que estoy ahora: no me adelanto a nada, no planeo nada. Mañana será otro día. Y por eso, pretendo que sea bueno también, como los que están viniendo hasta ahora.

No hay comentarios: