22 de septiembre de 2010

Mas Lost que los de la serie

A veces no me siento muy bien anímicamente, pero siempre de mi parte va a haber una sonrisa para el otro, un abrazo o una palabra de aliento. A veces tengo ganas de que me abracen mucho y no me suelten, de sentir un perfume que me haga alejarme de la realidad mientras lo huelo. Y hoy me siento insegura. Hoy siento que no me permito ser feliz. Que no me permito hacer nada, me reprimo, me guardo, me escondo para mí, para los demás. Estoy en un agujero donde lo único que vislumbro son miedos. Miedo de la epilepsia de mi viejo, miedo a quedarme sola, miedo a que mi vieja no esté en un momento en el que la necesito. Miedo a que mis hermanos se alejen, miedo a quedarme sola. Miedo a no gustarle a la gente, miedo a que todo me salga mal. Miedo a disfrutar de los momentos.
Los días pasan y sigo acá en casa recordando besos que no valieron nada, abrazos que me faltaron y palabras que nunca dije. Siempre concentrada en lo que no y nunca en lo que si, en lo positivo. Cada vez me siento mas segura de lo que no tengo, lo que no siento, lo que no voy a hacer y no de todo aquello que podría disfrutar si solo me animara. Porque no pretendo escalar la montaña mas alta del mundo, sino solo estar un poco mejor conmigo misma, quererme un poco más. Hoy hablaba con una compañera de cocina y terminamos concluyendo que si uno no se quiere primero los demás no te van a querer. Primero tenemos que ser nosotros mismos, para que después los demás nos descubran como somos y mostrarnos tal cual. ¿Pero como me pueden conocer los otros si ni siquiera yo sé como soy? La verdad es que no creo conocerme. Estoy re perdida. No me encuentro, no sé lo que quiero, no sé cuales son mis objetivos a futuro, no tengo idea de nada. Estoy en plan de no planear nada (porque últimamente lo que menos planeo es lo que mejor me sale) pero no sé si eso es lo que sirve en serio.
Quizás sea cuestión de bajar un cambio, esperar un poco y mientras, dejarse llevar por la corriente.
Esta noche necesito un lugarcito para refugiarme. Esta noche me siento para el traste, como siempre, pero trato de ocultarlo. De ocultármelo, para no sentirme peor.

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