3 de septiembre de 2010

Refugio

Once y media de la noche.
Le tengo mucho miedo al oral de latín del martes.

Estoy cansada de tener miedo todo el tiempo.
De levantarme y no pensar en lo que me deparará el día, sino en sentir un vacío y unas ganas de no hacer nada porque sólo tengo el recuerdo de los malos momentos.
Ya no sé de dónde saco la tristeza. Tengo un botón que se aprieta solo y automáticamente encuentro el lado negativo de las cosas.
Quizás sea la lluvia, lo gris del cielo o las hormonas, pero este maldito miedo no se va. Sé que todos lo tenemos, y que si no estuviera seríamos todos kamikazes, pero a veces el solo es él que guía mis días.

Se busca un lugarcito para refugiarse.




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