18 de abril de 2011

Fragmento

"[...] y todo vuelve a la misma palabra de siempre, el miedo, excusa perfecta para resguardarme de todo y de todos. Para evitar sufrimientos y dolores. Para no enfrentar la vida y tener un sitio seguro donde resguardarme en caso de peligro. 
Soy transparente, me vuelvo transparente. Translúcida. Paso por la vida de los demás como una exhalación, sin dejar mucho rastro ni recuerdo. Quizás la culpa es mía por no plantar los pies y volverme corpórea. Así también las cosas se me van de las manos, se esfuman y escurren como el agua de la canilla cuando la intentamos agarrar. Aquellos pocos chicos con los que salí, no los pude retener, no pude con nuevos amigos, trabajos. Sobre todo lo que me pesa es el tema de las parejas, en ese terreno soy tan inexperta como en mecánica y cada vez que aparece alguien nuevo trato de retenerlo como si fuera el último que quedara en la tierra. Como si el mundo no estuviera lleno de hombres por descubrir ¿Pero si yo creo que este que eligió conocerme de milagro y de milagro también le gusté, cómo no voy a pensar que es el último, el único o lo que sea? Porque me resulta tan extraño que alguien me elija o se interese por mí que no es casual que lo imagine como el último. 
Está claro que si no me empiezo a querer un poco, nada va a funcionar más o menos bien."

Cuaderno de anotar la vida
19 de enero de 2011
(solo un pedacito de lo que escribí)

2 comentarios:

Federico dijo...

Guau, hay una canción de Drexler que dice: "¿Quién no habrá dudado de su corazón?". Se llama Fusión.

Ah, por cierto, soy Fede, tu compa de Latín

Federico dijo...

"¿Quién tiene razón? ¿Quién está errado? ¿Quién no habrá dudado de su corazón?"