5 de noviembre de 2011

Roberto poco calculado

Las sesiones con la psicóloga siempre me hacen terminar en un estado Zen que pocas veces consigo tener. Hay veces que salgo llorando, otras, que salgo enojada 'porque no hablé de nada', otras que no pasa mas que del mediodía que me quedo meditando sobre lo que hablamos. Pero esta vez como que salí renovada, que se yo. Esta semana las hormonas me jugaron una mala pasada y mis estados mentales pasaron del blanco al negro y del azul al amarillo en cinco microsegundos. Decís que me venga YA. Faltan un par de días querida.... Bueno, entonces a lo que iba: resoluciones que te manda el hablar cuarenta minutos en un sillón mirando para el edificio que se construye enfrente mientras ella está atrás haciendo magia (seguro, porque no veo lo que hace, pero para mí que le da a los trucos con las cartas...). Después de reflexionarlo mucho durante por lo menos unos veinte minutos en lo que también pensé si me iba a comprar unos panes integrales con queso arriba que son muy caros pero son la gloria, me dije que es más que urgente que tengo que bajar un cambio. Que no puedo controlar todo, y que estoy cansada, pero realmente cansada de buscarle la quinta pata al gato para después decir yo sabía que algo iba a salir mal. De anticiparme a las que cosas que pueden llegar a pasar para tener todo controlado minuto a minuto y que no me llegue nada extraño que se me salga de las manos y no sepa cómo manejar. Y es en ese intento de tratar de controlar y manejar todo en el que las cosas salen para el traste, porque de tanto control, me equivoco. El jueves me faltaron $47 en la caja de mi trabajo. Y para mí que es de tanto preocuparme de que no me falte nada. Y el viernes, estaba rezando para que me diera bien, mientras contábamos con mi supervisora. Antes cuando no trabajaba me hacía la cabeza por pelotudeces inventadas por mí. Ahora que trabajo y tengo la cabeza ocupada en cosas serias (?), me sigo haciendo catástrofe por cosas... otras cosas, pero lo sigo haciendo. Entonces la charlafreudianalacanianaetc continuó y en eso no sé como salió el momento en que nos conocimos. Ya cuantos mese iban desde que nos conocimos, y son seis. O más. Y lo poco calculado que estaban mis acciones en ese momento. Cada cosas que te ofrecí, como hacer la tarea juntos, como acompañarte a un trámite para tu mamá, o a anotarte para el instituto ese en Belgrano, no tuvo nada de calculado, nada de pensado. Salió de mí en el momento que salió y salió genial porque ahora estoy con vos y te adoro con todo mi corazón y sos mi profe de las cosas nuevas. Porque siento que con tu mano encontré un montón de cosas que podía hacer y de las que no me creía capaz. Porque me resulta inverosímil que esta mujer con ojeras y histerias y malos humores y una inseguridad que llega hasta el Obelisco te guste y la quieras. Porque me trajiste un mundo nuevo de sensaciones para las que creí la vida me las tenía vedadas porque obviamente que todo me sale mal. Y vos me saliste bien. Me salís bien.

A calcular menos, las cosas poco calculadas salen mejor de lo que pienso.

1 comentario:

Ale dijo...

Hace poquito me dijeron : "Quiero que dejes de buscar un por qué y te vayas a sentir."

Viste que bien se siente? :)