1 de enero de 2012

Este espacio en mayo, mas precisamente el 30, cumple dos años. Fiel retrato de lo rápido que pasa el tiempo, de lo mucho que nos escapa de las manos y de lo poco que podemos hacer para agarrarlo para que nos alcance para hacer todo lo que queremos.
Hoy es primero de enero del 2012. No pienso hacer balances porque al final no me terminan sirviendo para nada, lo hecho hecho está y lo que no hiciste, me joderé por pelotuda o lo haré mas tarde. No pienso empezar a reflexionar sobre todo aquello que me faltó. Estoy a un par de semanas de irme de vacaciones con una amiga por primera vez y estoy muy contenta, sobre todo por que además del debut, es con la plata que junté con el esfuerzo de mi trabajo. Más no puedo pedir. Y además de no hacer balances tampoco pienso hacer planes a largo plazo: este año voy a hacer tal y tal y tal cosa. No. Que salga como salga, que se yo. Quizás sea el mal humor de un día tan al pedo como primero de año, o de no haber pasado un 31 como me hubiera gustado. Lo que si sé por seguro y más que seguro, que necesito encontrar la valentía para decir las cosas que necesito decir.

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