30 de junio de 2010

La verdad de la milanesa

Lo descubrí el miércoles a la noche. ESTA es la verdadera vida que tengo: en realidad, yo soy una señora de 93 años, con la mentalidad de alguien de esa edad, que se hizo muchas operaciones estéticas para parecer de 21. El dinero para esas operaciones lo heredé de un marido con el que me casé que se llamaba Alehandro Rodrigo Esteban de la Cruz de los Montesescarpados. El señor era dueño de una granja de emús (si si, como en Los Simpsons) que le redituaba mucho. Pero mi forma de ser tan histérica lo mató de una explosión cerebral mientras comía un espárrago y yo le gritaba hacía media hora que por qué no me miraba como antes, y que seguro que pensaba que estaba mas gorda, que a la comida le faltaba sal, lo gatos que eran las mujeres del gimnasio, y como era que todavía no teníamos hijos. Todo eso, en veinte minutos. O media hora, quizás.
Bueno, entonces, así como mi pobre marido murió, yo me quedé con los millones, 54 casas, 850 cabezas de emús, y unos cuantos autos. Después de un duelo que me duró DOS DÍAS, (muchísimo) decidí que podía hacer un viajecito corto por las Islas del Caribe, como para cambiar de aire. Entonces ahí fue donde conocí a este maravilloso doctor: Rodolfo Ricardo Ramiro Rodríguez de la Serna. Él fue quien me hizo los retoquecitos, de aquí, de allá, pómulos, cola, busto, cejas, botox, párpados...
Bueno, para los que me conocen, de verdad que parezco de 21. Sino, miren las piernas que lograron las operaciones

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