24 de junio de 2010

Medio vacío, medio lleno

Me estoy tomando un ratito de las declinaciones de latín para sacarme de encima tantas preguntas que me hago. Esta vez salió aquella que dice ¿Por qué no puedo disfrutar de las buenas cosas que nos dan los días? ¿Que es lo que hace que sólo vea lo malo en todo lo que me pasa? Siempre está presente ese pesimismo desde que tengo memoria, me resulta casi imposible sacármelo de encima. No pretendo ser todo lo optimista que no fui en 21 años, pero al menos lograr ver el vaso medio lleno... Me encantaría disfrutar mas de esos pequeños buenos momentos, por ejemplo, ayer volvía del curso de cocina, con el saladito de ricota, el strogonoff y toda la bola y por unos segundos, me olvidé de todo, del subte llenísimo, del peso del bolso y me puse frente a la brisa hermosa que corría por Avenida de Mayo. Y logré disfrutar de ella, sentirla, y eso me hizo sentir (valga la redundancia) genial. Reírse con un chiste tarado, escuchar una canción y cantarla a los gritos, ponerse a bailar en el medio del comedor moviendo el pelo (bastante hay para mover) como una desquiciada; no dejar de hacer naaaada de eso.
Muchas veces me paraliza el miedo y la inseguridad, estoy realmente cansada de este estado de nada, donde siento que sólo vivo las vidas de los personajes de los libros y de las películas que veo... Donde no hago mas que quejarme de lo mal que me va. De lo poco que me pasa, pero donde yo tampoco salgo a vivir experiencias. Sencillamente, salir a hacer lo que me gusta. Y dejar de decirme que no a mi misma. Decir que te quiero, salir a buscar trabajo, a recorrer las calles de la ciudad y perderme. A conocer toodos los parques porteños. Al cine a ver pelis para chicos. A mojarse las zapatillas un dia lluvioso. A disfrutar del sol cuando haga doce grados. A disfrutar del fresco una noche de verano.
Solo a vivir, a salir de mi ostracismo espantoso. Espero poder.

No hay comentarios: