Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.
Eduardo Galeano, "El libro de los abrazos"
3 comentarios:
Que lindas palabras! He oído mucho de Galeano, me lo han recomendado mil veces y yo me resisto a leerlo aunque me gustan mucho los títulos de sus libros. Es genial que hayas trasladado unas pocas palabras de su obra a tu blog porque ahora me da intriga seguir leyendo!
besos!
este post está que ardeeee ;)
Don Eduardo, un genio :)
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