21 de noviembre de 2010

Que no vuelvan otra vez

Muchas veces el miedo puede paralizarnos, dejándonos parados en el medio de la nada mirando hacia todos lados y descubriendo que no quedó nadie. Que se fueron todos, que avanzaron, que lograron seguir. Y uno está ahí, parado, tratando de moverse pero sin lograrlo. Gritando con todas las fuerzas que alguien venga en su ayuda, porque solo no puede. Moviendo con ímpetu los brazos, para no dejar de saber que algo podemos mover, pero igual seguimos sin avanzar. Ahí, parados en el mismo lugar.

Y esta sensación era aquella que tuve mucho tiempo acompañándome, rondándome, rodeandome y persiguiendome. Sensación que logré muy de a poco que desapareciera. Porque los fantasmas desaparecen. Se van si nosotros los dejamos ir. Pero ahora el miedo que me persigue es el de dejar de estar así como estoy ahora, sola sin fantasmas. Tengo miedo de que vuelvan, que me acompañen otra vez. Que todos avancen y uno se quede en el mismo lugar. Y llega entonces un momento en el que te cansás de tener siempre miedo, de que los fantasmas te acompañen siempre. Entonces empezás a buscarle la vuelta para abandonarlos. Pero siempre está la posibilidad de que aparezcan otra vez...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya me siento muy parecido a lo que cuentas. Yo creo que los fantasmas saben bien esconderse cuando no les queda otro remedio y vuelven cuando les dejamos la puerta entreabierta. Creo que no se puede evitar que aunque sea por poco tiempo reaparezcan. Yo intento ocupar mi tiempo y no dejarles tiempo de colarse en mi día a día. un beso! :)

Media Veronica dijo...

La unica forma de vencer al miedo, es haciendolo solos...