8 de febrero de 2012

Por ahora esta es la que hay

El otro día soñé que se moría mi viejo. Velorio y todo. Muchas lágrimas y tristeza, el sueño contenía la angustia que acompaña la muerte, y entre el calor de la noche y ese sueño, llegué al trabajo hecha un zombie sin pies. Justamente fue el mismo día en el que la sesión de mi psicóloga llegaba a la tarde, y pude hablarlo con ella y hacer de la mejor manera una interpretación de los sueños al mejor estilo Freud. Entre asociación y asociación llegó el turno de decidir que afortunadamente ese sueño significaba una rotura de la barrera que nos separa entre la adolescencia y la adultez. Empezar a madurar y encargarse de las cosas una misma, empezar a sabe cómo enfrentarse a ese mundo que tanto miedo me da. Bueno, este verano me fui de vacaciones sin mis viejos, cosa que hizo que me encargara junto a una amiga de todo lo que anteriormente hacían ellos. Si, es una boludez y si, es tardía esta maduración, pero por ahora, esto es lo que hay. Y puede que la lluvia me ponga positiva, pero pretendo avanzar mucho más, y siento que se puede mucho más. Que se puede cambiar. Esa Lu de los 20 no es esta misma de ahora. Experiencias que tuve (muchas) que hace tres años ni pensaba que me podían tocar con su varita mágica. La varita mágica de las experiencias nuevas.
Hay días en los que me gustaría ser una chica vivaracha, parlanchina, despreocupada y un poco impulsiva. Dejar de pensar tanto las cosas para poder dejar de quedarme sin hacerlas por miedo a todo lo malo que pueda pasar. Pero por ahora, en este momento, esta es la que hay. La miedosa, insegura, pensadora compulsiva. Poco decidida. Si no gusta allá afuera hay más. Pero cariñosa, simpática y leal. Puedo entregar todo si eso es lo que quiero. Sé que valgo muchísimo para menospreciarme, para dejar que no me valoren... Pero cómo lograr que eso entre en mi cabeza? Trabajo de paciencia, y mucho mucho esfuerzo. 

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